Hay fechas que recordamos con absoluta claridad, aún con el pasar de los años. Son fechas que fueron significativas en nuestras vidas, como el nacimiento de nuestros hijos, o fechas que quedaron indeleble en la historia de la humanidad.

Yo recuerdo donde estaba y que hacia el 22 de noviembre de 1963, fecha en que asesinaron al Presidente Kennedy. De igual manera recuerdo donde estaba el 11 de septiembre de 2001, cuando cayeron Las Torres Gemelas en New York.

Esas dos fechas, con 38 años de diferencia, tienen en común el fanatismo de sus autores. La falta de tolerancia y la falta de valor a la vida del prójimo.

Se ha estudiado, hasta la saciedad, quienes fueron los autores y autores intelectuales de estos horrendos crímenes y se condenaron a los mismos. Muy poco se ha estudiado que los llevó a cometer dichos crímenes.

Cómo evitar el fanatismo político y el fanatismo religioso. Cómo tolerar, y hasta defender, el derecho de que hayan opiniones distintas en la política y en la religión, si debe ser materia de estudio en nuestras escuelas.

La vida es lo más preciado que nos regaló Dios. El fanatismo fue responsable de la muerte de miles de inocentes el 11 de septiembre de 2001 (entre ellos 43 puertorriqueños) y de el presidente de los Estados Unidos más querido, en los últimos sesenta años, John Fitzgerald Kennedy.

Hay que erradicar el fanatismo político y el fanatismo religioso. Lamentablemente son líderes políticos y líderes religiosos los que lo fomentan.

Escrito por La Palabra