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EL VIOLINISTA

Joshua Bell es uno de los violinistas más famosos a nivel mundial. En un concierto en la ciudad de Boston tuvo lleno total y el boleto más barato era de $100.00. Al terminar cada pieza musical la ovación del público era extraordinaria en reconocimiento de la maestría en la ejecución del violín de Bell.

Su violín era un Stradivarius con un costo de $3.5 millones. Solo los virtuosos consagrados tiene un Stradivarius. Se de un puertorriqueño que tuvo un Stradivarius, este fue José “Pepito” Figueroa Sanabria, quizás el mejor violinista que ha tenido Puerto Rico. En el 1945 pudo comprar el preciado instrumento musical por donaciones que recibió del pueblo que le permitió reunir $10,000. Hoy un Stradivarius vale millones de dólares.

Joshua Bell, dos días después de su concierto en Boston, el cual no solo fue un éxito completo y sí que también fue ampliamente reseñado en la prensa, decido ir a la estación del tren de incógnito. Allí ejecutó con gran maestría piezas musicales de Bach, nadie se detuvo a mirar o admirar al gran maestro del violín. No hubo aplausos a pesar de que miles de personas pasaron por su lado mientras el tocaba el violín. Esto lo hizo por aproximadamente una hora, algunos le dejaron dinero que al final sumó $27.00. ¿Cómo ello fue posible?, es difícil de explicar, era el mismo intérprete, la misma música y el mismo instrumento.

Me pregunto, ¿los que fueron al concierto lo aplaudieron porque sabían que era Bell? y los de la estación del tren, ¿no lo aplaudieron porque no sabían que era Bell?.

Un pastor evangélico un día preguntó, ¿Si Jesús llegará hoy y en la plaza pública predicara un sermón lo reconoceríamos o seguiríamos de largo haciendo nuestra ajetreada vida?

Esta si es la pregunta. Te invito a que con honradez la conteste.

diciembre 19, 2019by La Palabra
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INTERESES ENCONTRADOS

Leo, y a veces escribo, sobre la crisis política de Puerto Rico.  Aprendí que tanto el escribir como leer lo que se escribe sobre el tema es cíclico. O sea se repite cada cuatro años.

Un país, al igual que una persona, no se limita a tener un solo problema. En Puerto Rico tenemos múltiples problemas de mayor o menor grado, un estudio simple nos llevaría a entender que los problemas son los mismo solo cambian los protagonistas.

Estados Unidos es hoy el país más poderoso y a la vez el más complejo del mundo. Su sistema de gobierno, de república democrática, es el más antiguo de las democracias vigentes (con la posible excepción de San Marino) pero a su vez la gama de intereses e intrigas que imperan son inmensurables. Su complejidad llega al extremo de ir de lo sublime a lo ridículo (Obama a Trump) y sobrevivir como nación.

Nuestro problema primario es ser una colonia de una nación tan compleja. Para Estados Unidos, como la otra parte del problema, ello representa un problema minúsculo, ínfimo, sin importancia. Todas las colonias que han resuelto su status lo hicieron cuando el problema fue de igual envergadura para la metrópoli como para la colonia.

Con toda la intención y propósito, de los intereses que existen en Estados Unidos y en Puerto Rico, la discusión sobre el status se relegó a un segundo o tercer plano. Antes el defender la independencia, la estadidad o el ELA era el centro de la discusión política. Hoy la prioridad es la economía, la corrupción, la criminalidad, etc.  Estos son temas súmamente importantes pero han existido desde tiempo inmemorial y no acabamos de entender que nuestra falta de poderes políticos para enfrentarlos con propiedad los hacen eternos.  Hay intereses, aquí y allá, que el mantener ese limbo político les conviene.

Termino preguntando, ¿alguien  sabe que fórmula de status defiende hoy el PPD como partido político? ¿ Alguien sabe por qué la señora Lúgaro, que en las pasadas elecciones predicó que no creía en los partidos políticos y no creía en Dios, hoy organiza un partido político pero sigue sin creer en Dios?

diciembre 2, 2019by La Palabra
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Acerca de: Israel Roldán González

Israel Roldán González se graduó de abogado con un doctorado en Jurisprudencia de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.

Su afición por el béisbol viene desde niño cuando acompañaba a su padre quien era narrador del Béisbol Profesional en Puerto Rico.

“- La pluma es más poderosa que la espada - Edward Bulwer-Lytton”

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