La obligación de vacunarme es mía, no del gobierno.

La obligación de usar la mascarilla es mía, no del gobierno.

La obligación de mantener una distancia prudente y evitar sitios de aglomeración de personas es mía, no del gobierno.

El gobierno quiere hacer un balance entre la actividad económica y el control de la propagación del virus y eso es bien difícil. Prohíbe la entrada a los supermercados sin la evidencia de que estás vacunado pero las excepciones son tantas, (especialmente las religiosas) que resulta poco efectiva la prohibición.

En el concierto del Gran Combo, la gente sin mascarillas era la orden del día. Yo hubiese querido ir pero entendí que no era prudente. Ya vendrán más conciertos a los que si pueda ir.

Al final todo se reduce a lo que cada uno de nosotros entiende, es lo correcto.

Tengo amigos de muchos años que se oponen a la vacuna y al uso de la mascarilla. Ese es su derecho. A lo que no tienen derecho es a contagiar a su familiar o a su amigo.

Yo me vacuné y me pondré la tercera dosis. Quien quiera reunirse conmigo tiene que estar vacunado y usar mascarilla. Ese es mi derecho.

DIOS BENDIGA A PUERTO RICO

Escrito por La Palabra