Mi tintero y mi pluma han estado ocupados en los últimos años. El tiempo que no he podido estar en la oficina lo he aprovechado en la casa escribiendo.

Mi fiel y obediente pluma ya me permitió escribir y publicar mi primer libro, La Crisis del Clásico Mundial de Béisbol, donde narro el grave problema del Primer Clásico Mundial cuando el Departamento de Estado de los Estado Unidos le negó la visa a todo el equipo de Cuba para venir a Puerto Rico.

Ya saldrá pronto de la imprenta, Flamboyanes, un poemario que contiene poesías inéditas de mi padre Israel Roldán Blas.

Terminé de escribir, La Visita del Almirante Cristóbal Colón, mi tesis sobre el lugar que en Puerto Rico pisó arena el Almirante. Ahora estoy trabajando en su corrección y edición y espero que para octubre esté en imprenta.

Paralelo con la tesis sobre la llegada de Colón he escrito un libro de cuentos y anécdotas sobre la Justicia Criolla y mi experiencia con ella. Este irá a imprenta después de la tesis sobre la llegada de Colón.

Quedan en el tintero unas breves biografías de puertorriqueños que en su paso por Cuba dejaron su huella en la historia de la hermana Antilla. Entre otros incluyo a Juan Rius Rivera, Lola Rodríguez de Tió, Pachín Marín, Sotero Figueroa y José de Diego. Considero, además, hacer una selección de los escritos que semanalmente público en mi página La Palabra y hacer con ellos un libro.

La tinta de mi tintero no se gasta y mi pluma es la más obediente y escribe todo lo que le ordeno.

Lo que no se escribe se olvida, me dijo mi amigo y hermano Jorge Ruscalleda.

Escrito por La Palabra