
Otra lección que el huracán María nos enseñó, y espero que se halla grabado en nosotros, es que en muchas ocaciones hay que hacer filas. En el pueblo siempre se comenta que los puertorriqueños no sabemos, o no nos gusta, hacer filas.
Curiosamente el gusto por las filas lo adquirimos, rápidamente, cuando estamos fuera de Puerto Rico. Como ejemplo señaló, si estamos de vacaciones en Disney World hacemos filas kilométricas sin problema alguno yo diría que hasta las disfrutamos. De regreso a Puerto Rico perdemos el gusto por las filas. Si tenemos una fila donde hay cinco personas, primero que nosotros, preferimos irnos y buscar otra actividad o sitio donde ir. Pero doña María nos enseñó qué hay que hacer filas en Puerto Rico. Filas para comer, filas para ir al banco, filas para ir a la ferretería, filas para la panadería, filas para buscar agua y no nos olvidemos de las largas filas para comprar gasolina.
Para entrar a un restaurante de comida rápida, hacía fila y habían unas veinte personas delante de mi. Ocurrió algo gracioso que me motivó a este escrito. Llegó el listo que quiere entrar sin hacer fila y le dice al portero que él era el licenciado Fulanito de Tal, tenía una cita con el alcalde y por ello estaba apurado y tenía que entrar. Yo creo conocer a todos los abogados de Aguadilla pero al licenciado de marras no lo conozco. Lo de la cita con el alcalde me pareció poco creíble. El alcalde Carlos Méndez trasladó todas las operaciones del municipio al Estadio “Canena” Màrquez y para verlo no hay que hacer cita solo ir al estadio y allí se encuentra. El portero, que si era de Aguadilla, no se comió el cuento de la cita con el alcalde y le dijo, ” Usted ve a ese señor que está en la fila (señalándome), el es abogado y conoce al alcalde, si el hace fila usted también tiene que hacerla”. No pudimos evitar reírnos y el licenciado Fulanito de Tal se fue molesto, asumo que avergonzado, y sin comer. Fuimos varios los que felicitamos al portero.
Yo me atrevo a decir que el abogado no era abogado, que no había tal cita con el alcalde y que el señor, que quizo pasarse de listo, recibió una lección de un joven portero que no se amedrentó por las pretensiones de un farsante. De seguro el distinguido “abogado” hace las filas, sin problemas, en Disney World.
Como se debe buscar el lado positivo de cada experiencia recordemos las largas filas que nos trajo María cuando pase la crisis, volvamos a la normalidad y nos encontremos esperando en una fila. Esa lección, si la aprendemos, nos hará más pacientes,nos evitará una que otra úlcera y a lo mejor nos encontramos con el licenciado Fulanito de Tal.
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