El presidente de los Estados Unidos Donald Trump, sin lugar a dudas, pasará a la historia como uno sumamente controversial, ambiguo, egocéntrico y sobre todo maquiavélico. Esto último con la modificación de que Nicolás Maquiavelo, escritor y político italiano del siglo XVI, predicaba en su obra El Príncipe la preeminencia de la razón de Estado sobre cualquiera otra de carácter moral, Trump predica la preeminencia de la razón de Trump sobre cualquier otra razón.

En las pasadas elecciones Trump fue electo presidente aun cuando la mayoría del pueblo votó por Hillary Clinton. Ello fue así dado al sistema único en Estados Unidos de el Colegio Electoral. De igual forma el presidente Bush le ganó al vice-presidente Gore en las elecciones del año 2000.

Recientemente Trump visitó varios países en Asia.

De todas las declaraciones (barbaridades) que dio, resaltan que es ahora amigo de Vietnam, país con el cual Estados Unidos estuvo en guerra porque eran comunistas e invadieron lo que era Vietnam del Sur que supuestamente era anti-comunista. Es amigo de Cambodia, también comunista. Es amigo de China, también comunista. Es amigo de Putin, presidente de Rusia. El colmo llegó cuando abrazó al presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien insultó al presidente Obama, auspicia los asesinatos y admite haber matado con sus manos. Trump lo felicitó por su aprobación de que se mate a los drogadictos y traficantes sin la celebración de un juicio. La presunción de inocencia es algo desconocido para Trump.

En China señaló el déficit en la balanza comercial entre ambos países pero felicitó a China por ello y criticó a todos los presidentes anteriores a él. En otras palabras todos los presidentes anteriores a él no sirvieron, solo Trump es infalible. Yo no sé si él conoce la historia de Washington, Jefferson, Lincoln, Roosevelt, Eisenhower, Kennedy y tantos otros que aportaron grandemente a la formación de los Estados Unidos. Trump es el primer presidente que insulta a su contrincante, su antecesor, los latinos, los musulmanes, los afroamericanos, las mujeres, los indigentes y aún los de su propio partido que no comulgan con sus ideas. Trump no cree en los derechos de las minorías, no auspicia la cultura, la música, no respeta los valores étnicos de otras culturas, no entiende los problemas ambientales existentes. El si sabe generar dinero aunque sea a costa del débil.

Como llegó a ser presidente es difícil de entender. El pueblo americano en uno muy complejo, puede ir de lo sublime a la locura. El único paralelo que se me ocurre es el presidente venezolano Nicolás Maduro. Yo oí a mi padre decir que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Pienso que los padres de la Constitución pudieron prever la posibilidad de que un Trump llegara a la presidencia y por ello dispusieron que el término de un presidente fuera de cuatro años. De estos solo van diez meses, Dios nos coja confesados si en el 2020 es reelecto él sería capaz, como lo fue Maduro, de enmendar la Constitución para perpetuarse en el poder. Haría entonces lo que hizo en la República Dominicana el dictador Rafael Leónidas Trujillo que le cambió el nombre a la capital de Santo Domingo a Ciudad Trujillo, Washington pasaría a ser Trump City.

Escrito por La Palabra