Un día como hoy, hace 155 años, nació en Aguadilla José de Diego y Martínez. Excelso poeta, grandilocuente orador, Presidente de la Cámara de Representantes, abogado, defensor del idioma español y de la cultura puertorriqueña, presidente del Ateneo Puertorriqueño, le llamaban El Caballero de la Raza.

Pocos le han cantado a su pueblo como de Diego a Aguadilla; “porque en mi pueblo hasta las piedras cantan”, “el pan de Dios lo tiene todo el mundo, pero el agua de Dios solo Aguadilla”. Hoy debería ser, en Puerto Rico, un día pletórico de actividades en memoria de “El León Americano”.

En Aguadilla las agrupaciones cívicas, las autoridades municipales, las entidades escolares deberían dedicarse a recordar y dar a conocer el genio que fue de Diego. La realidad es otra y no es culpa de la pandemia, hay muchas cosas que se pueden hacer en forma virtual. Con la posible excepción de una actividad que auspiciará el Partido Independentista, que tendrá como orador a mi buen amigo Roberto Cardona, el natalicio de José de Diego pasará desapercibido. Con mucho dolor digo que ello es culpa de todos los aguadillanos y de todos los puertorriqueños, sin excepción e incluyéndome.

Es una tragedia, no un chiste, esta mañana le pregunté a una conocida mía que pasaba frente a mi oficina si sabía quién fue José de Diego, me contestó con una pregunta; “ no fue un maestro” cuando le pregunté por qué decía que era un maestro su respuesta me dejó anonadado “ porque creo que hay una escuela con ese nombre”. Aunque pensándolo bien José de Diego si fue un maestro de las letras, de la poesía, de la oratoria, de nuestra cultura, de nuestro idioma. Maestro es el que puede enseñar.

Como acto de penitencia haré lo posible para que el próximo año esta ausencia de actos en reconocimiento a quien posiblemente fue el más grande, en un pueblo de muchos grandes genios, don José de Diego y Martínez, no vuelva a ocurrir. Y ya tengo en mi mente el nombre de amigos que sé me ayudarán.

Escrito por La Palabra