Lamenté mucho el fallecimiento de Tuto Marchand, un gran deportista, un gran puertorriqueño y un gran amigo. Su partida, al igual que la de Héctor Cardona, dejan un vacío imposible de llenar en la familia del deporte boricua e internacional.

Me encontraba fuera de Puerto Rico cuando recibí la llamada que informaba la muerte de Tuto, al informarlo el asombro y dolor fue evidente, los que le conocieron comenzaron a contar sus anécdotas con Tuto. Leí un extraordinario artículo escrito por el amigo y compañero de estudios Julio Eduardo Torres el cual narra algunas de las grandes vivencias de Tuto.


Mi viaje me impidió compartir con los amigos y familiares de Tuto así que me permito compartir una grata experiencia que tuve con el inmenso Genaro “Tuto” Marchand.
En el 2006 se planificaba la celebración del primer Clásico Mundial de Béisbol, Puerto Rico era uno de los países sede y Cuba uno de los países que nos visitaría. Presidía la Federación de Béisbol y me encuentro con el problema que al Departamento de Estado de los Estados Unidos se le ocurrió negarle las visas al equipo de Béisbol de Cuba.


Mi estrategia fue no pelear con el Departamento de Estado y si poner la presión en los organizadores de evento, tanto en New York donde ubican las oficinas centrales como en Puerto Rico, para que fueran ellos los que llevarán la pelea con el Departamento de Estado. La razón política era obvia y era precisamente lo que yo quería evitar. Me surgió la idea de escribirle una carta a Aldo Notari, quien era el presidente de la Federación Mundial de Beisbol, retirando a Puerto Rico como sede si no le daban la visa al equipo de Cuba, la pérdida económica para los organizadores sería considerable. Consulté con Tuto quien había hecho público su respaldo a nuestras gestiones, a el le agradó la idea. Redacté la carta y se la envié a Tuto, él le hizo unas correcciones y se la enseñó a Héctor Cardona, yo la firmé y Tuto empezó a conseguir, en unión a Héctor, el apoyo internacional el cual incluyó al Comité Olímpico de los Estados Unidos. En Puerto Rico conseguimos el apoyo del gobernador Acevedo Vilá y del comisionado residente Luis Fortuño. Las visas aparecieron.


Esta apretada síntesis de lo que fue una lucha con grandes ribete
s de política,pero que logramos mantener en el plano deportivo y olímpico, fue difícil y de muchos posibles desenlaces. Los organizadores amenazaron con demandarme pero les confieso que me sentí siempre seguro, tenía a mi lado dos gigantes Héctor Cardona y Genaro “Tuto” Marchand. Hoy ambos disfrutan la Gloria de nuestro Señor.

Escrito por La Palabra