El Congreso de los Estados Unidos acaba de aprobar una reforma contributiva que afecta grande y negativamente a Puerto Rico. Es lamentable que aquí el pueblo no se ha dado por enterado y la inmensa mayoría no tiene una idea de que fue lo que pasó.

El efecto negativo para Puerto Rico es consecuencia directa de dos factores importantes, primero quienes ejercen el poder, hoy, en Estados Unidos y segundo la absoluta falta de poder del gobierno de Puerto Rico.

Hablemos en arroz y habichuelas. Hoy, en Estados Unidos gobierna una élite conservadora que en justicia no se debe encajar con el término de Republicanos. Si son los que hoy controlan el Partido Republicano pero no debemos olvidar que el primer presidente republicano fue Abraham Lincoln. En un momento en la historia los demócratas eran los conservadores y los republicanos eran los liberales.

Esta élite conservadora aprobó una reforma contributiva que en esencia le reduce las contribuciones a los mega millonarios bajo la teoría de que si estos tienen más dinero podrán invertir más y crear más empleos. Puede que esto sea cierto en algunos casos pero de igual forma puede que estos mega millonarios quieran quedarse con el dinero y no invertirlo. Toda inversión siempre es un riesgo. O quizás deciden comprar villas en Italia o Francia, comprar yates, aviones o lujosos carros. Tampoco podemos olvidarnos de la inmoralidad de que el presidente, al igual que muchos congresistas, se beneficiarán de la Ley que aprobaron.

Siguiendo con el arroz y habichuelas. Al bajarle las contribuciones a Trump y sus amigos del alma hay que buscar de dónde sacar el dinero que estos ya no van a pagar y se les ocurrió aumentarle las contribuciones a las corporaciones foráneas que están en Puerto Rico cuando estas envían sus productos hacia Estados Unidos. Lo anterior va a provocar que muchas de estas corporaciones opten por irse de Puerto Rico y establecerse en Estados Unidos. Ello creará trabajos allá quitándolos acá. O sea discriminaron contra Puerto Rico y favorecieron a los 50 Estados, a Trump y a sus amigos.

Y en arroz y habichuelas que podemos hacer nosotros? Honestamente son pocas las alternativas. Tenemos el derecho al pataleo. Podemos y debemos seguir procurando incentivos del Congreso. Lo que si debíamos hacer es indignarnos y protestar como se hizo cuando Vieques. No arrodillados, de pie y con voz estentórea reclamar los poderes inalienables de los pueblos libres y democráticos. Cito a Rafael Martínez Nadal, dennos la Estadidad o dennos la Independencia. Solo en estas dos formulas políticas alcanzamos la soberanía, la igualdad como pueblo, la plena dignidad como seres humanos libres y erradicamos la humillación de ser la colonia más antigua del planeta.

Escrito por La Palabra