La organización de las primarias fue un total y absoluto desastre. Los responsables no son los partidos políticos o los candidatos que compitieron en dichas primarias. Los responsables son los que dirigen la Comisión Estatal de Elecciones y todos los que tuvieron algún grado de responsabilidad deberían renunciar.

Por otro lado hay que felicitar a los electores que estoicamente esperaron por largas horas, en largas filas, para ejercer su derecho al voto. Ello evidencia el amor y el sacrificio por nuestra democracia, imperfecta pero una de las mejores del mundo.

También hubo los que optaron por no ir a votar o abandonaron el colegio electoral. La desorganización, que si imperó, les venció ya que esperar representaba una incomodidad y un sacrificio. No recuerdan o no saben que hay países, incluyendo Estados Unidos, donde el pueblo ha ofrendado su vida por tener el derecho a votar. En los años de la década de 1960 fueron muchos los afroamericanos que murieron, fueron heridos o sufrieron cárcel por el solo hecho de reclamar su derecho al voto. No saben o no recuerdan el martirio de Martin Luther King.

Fue difícil, fue sacrificado, fue un desorden, pero tenemos el derecho al voto. La única forma de ejercerlo y presérvalo es precisamente votando, aunque perdamos varias horas. Recordemos los que perdieron la vida por dicho derecho y los millones de personas que todavía no han logrado el derecho al sufragio.

La cúpula de la Comisión Estatal de Elecciones, que RENUNCIE.

 

Escrito por La Palabra