Una máxima que no admite controversia es que el deporte une los pueblos. La religión, la política, la economía son ejemplos de entes que a diario nos dividen y me explico:

Tomemos como ejemplo el pueblo de Aguadilla, los domingos vamos a iglesias separadas. Ser Progresista, Popular o Independentista, aunque seamos aguadillanos nos divide. La capacidad económica dicta lo que podemos hacer, si podemos viajar, que podemos comprar y hasta donde podemos ir a comer. Pero si el juego de béisbol es de los Tiburones todos los aguadillanos somos Tiburones.

Si ampliamos el concepto de pueblo y el equipo deportivo es el de baloncesto de Puerto Rico, los doce magníficos, todos somos puertorriqueños y apoyamos a nuestros baloncestistas. Seamos del PNP, PPD o PIP le vamos a Puerto Rico aunque el oponente sea Estados Unidos.

De igual manera si el equipo de balompié (football) es el de Estados Unidos jugando contra Grecia, se amplía el concepto de pueblo y apoyamos al equipo de Estados Unidos.

Estas son realidades fácticas, es una magia de unidad que solo se logra con el deporte y el equipo que identificamos como el de nuestro pueblo. Que el gobierno, ya sea municipal o estatal, sea tan renuente en apoyar el deporte es algo incomprensible.

Recuerdo unos juegos de la Copa Mundial de Béisbol en los cuales el Superintendente de la Policía informó que la criminalidad había bajado y en un gesto cómico pero muy cierto dijo “hasta los criminales estaban viendo los juegos de Puerto Rico”.

Igual renuencia existe en el comercio cuando se procura su auspicio.

Queremos atletas a tiempo completo que pongan en alto a nuestra ciudad o a nuestro Puerto Rico pero solo pueden entrenar a tiempo parcial ya que tienen que procurar uno o dos trabajos para cumplir con sus obligaciones familiares.

La criminalidad se combate con el deporte, la familia se promueve con el deporte, la sanidad mental se logra con el deporte. Nuestros líderes de gobierno, nuestros líderes religiosos y los líderes del comercio deberían procurar fomentar la unidad de nuestro pueblo auspiciando, en forma prioritaria, el deporte.

Es vergonzoso ver las vicisitudes que sufre nuestro Comité Olímpico para poder llevar los equipos de Puerto Rico a las competencias internacionales. Es, además, una ironía superlativa ver a los mismos líderes que le regatean la ayuda económica a nuestros equipos y atletas como se hinchan de orgullo y protagonismo cuando regresan victoriosos.

Hay prioridades que están invertidas, procurar la unidad de nuestro pueblo es una de ellas.

Escrito por La Palabra