Cuando una persona o un negocio tiene más deudas de las que puede pagar se dice que está en quiebra.

En Derecho la quiebra es la acción judicial mediante la cual un síndico toma posesión de los bienes del deudor, los vende y le paga a los acreedores con el producto de la venta. En la mayoría de los casos lo que produce la venta no cubre el total de la deuda pero el deudor queda libre de pagar dicho remanente de la deuda.

También existe la reorganización en quiebra. Aquí el síndico procura hacer unos planes de pago que permitan al acreedor seguir con su negocio.

Claro está la Ley de Quiebras es mucho más amplia que este breve resumen.

El problema es que Puerto Rico está en quiebra pero no puede radicar una reorganización bajo la actual Ley de Quiebras. Los acreedores comenzaron a radicar acciones de cobro de dinero en el Tribunal Federal y ahí surge la dichosa Ley Promesa.

Esta Ley permitió dos cosas fundamentales, primero paralizó las demandas de cobro de dinero y segundo creó una Junta que vino hacer las funciones de un síndico. Nuevamente, la Ley Promesa es más amplia que este breve resumen.

La Junta está negociando el pago de la deuda de Puerto Rico desde dos frentes. Primero que los acreedores acepten una reducción a su crédito, o sea que acepten una pérdida, Segundo organizando un plan de pago a lo que vendría a ser la deuda reducida.

El problema es que el plan de pago lo tiene que aceptar el acreedor ( los bonistas ) y el pueblo de Puerto Rico ( la Legislatura y el gobernador )

Si esto último no se logra corremos el riesgo de que expire la protección de la Ley Promesa y los bonistas volverán a radicar demandas por el total de la deuda y procederán a embargar los bienes del gobierno de Puerto Rico. Esto es un problema bien serio ya que Puerto Rico, distinto a Argentina o New York, no tiene los poderes de una nación soberana o de un estado federado para evitar los embargos.

Lamentablemente la inmensa mayoría del pueblo ni entiende ni le importa lo que está pasando con la deuda. A modo de ejemplo, la Junta quiere reducir las pensiones, con lo cual yo no estoy de acuerdo, pero la Legislatura no presenta un plan alterno ya que esté necesariamente va a requerir el aumento de los impuestos y ello va a generar el repudio del pueblo y muchos legisladores no serán reelectos.

La Ley Promesa y su Junta es el producto de dos realidades que no queremos enfrentar, mala administración acompañada de corrupción y la falta de poderes por ser una maldita colonia.

Estamos al final del camino y si no se llega a un acuerdo las consecuencias serán catastróficas. Entonces vendrán los lamentos cuando no haya el dinero para pagarles a los empleados públicos y para los servicios que el pueblo requiere. Y no pensemos que el gobierno federal va a venir a pagar la deuda, como ya dije somos sólo una colonia que como dijo el Presidente Trump, nos pueden vender o cambiar.

La solución va a ser difícil para todos y aceptar lo difícil es patriotismo.

 

 

Escrito por La Palabra