Por definición una extorsión es cuando una persona ejerce presión sobre otra para obligarlo a hacer algo. Sin entrar a discutir la ilegalidad inherente de una extorsión y el aspecto penal de la misma, hablemos de lo que está ocurriendo en la Cámara de Representantes con la confirmación de Larry Seilhamer como Secretario de Estado de Puerto Rico. Pongamos también a un lado que Seilhamer fue nombrado por un gobernador del PNP y el Presidente de la Cámara de Representantes es del PPD.

Es un hecho irrefutable que Seilhamer cualifica para la posición de Secretario de Estado y cuenta con el favor de la mayoría de los Senadores y Representantes que lo conocen y saben de su integridad, capacidad y dedicación al trabajo. Fue un gran baloncestista y un Senador de conducta intachable.

¿Cuál es el problema?

El Presidente de la Cámara de Representantes está condicionando la confirmación de Seilhamer a que el gobernador apruebe unas reformas a la Ley Electoral.

Eso es extorsión. No es la primera vez que entre políticos se condiciona algo a cambio de otra cosa o sea “negociaciones entre políticos”. El issue es que Larry Seilhamer no se merece ser el objeto de una extorsión. Esta extorsión en un hecho vergonzoso y debería ser repudiada por el pueblo puertorriqueño. Para mí es una actuación más vergonzosa que los tristemente famosos “chats” del gobernador Rosselló.

Mi pregunta; ¿ Porque el gobernador, los legisladores PNP, los alcaldes PNP y en fin todos los que protestaron contra Rosselló y alegaban abogar por una política limpia, no convocan a una vigilia frente al Capitolio, reúnen sobre 100,000 puertorriqueños y protestan por la vergonzosa extorsión que ejercita el Presidente de la Cámara de Representantes sobre el Gobernador de Puerto Rico? Me gustaría ver con cartelones a los militantes del Partido Independentista, de Victoria Ciudadana y del Proyecto Dignidad. Me gustaría ver también a los militantes del PPD que protestaron contra Ricardo Rosselló alegando que era una cuestión de dignidad no de política partidista.

Hay que poner la acción donde se pone la palabra.

Escrito por La Palabra