Terminada la Semana Mayor tuvimos la oportunidad de reflexionar y dar gracias, los que somos Cristianos, a nuestro Señor Jesús por sus enseñanzas, por simplificar la adoración a nuestro Dios en un mandamiento primario: Amarás a tú Dios sobre todas las cosas y a tú prójimo como a ti mismo. Sin olvidar el sacrificio de su vida para redimir nuestros pecados.

De igual manera reflexionar cómo va cambiando nuestra sociedad. Como tenemos más años vividos que los que nos quedan por vivir. Como hemos vividos los años que son nuestra experiencia y como viviremos el remanente de nuestra vida.

Viernes Santo era un día especial. Todas las iglesias estaban abiertas y activas, los teatros de Aguadilla Sol, Rex y Star exhibían una vieja película,en blanco y negro, titulada Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo en tandas corridas desde las 10:00 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde en que comenzaba la procesión que salía de La Iglesia Católica. En dicha tradicional procesión el pueblo participaba ya fuera caminándola o en las aceras para verla con mucha reverencia. Mientras mi madre vivió siempre la llevé a verla.

Hoy, es un día de trabajo para algunos, de diversión, en nuestras bellas playas, para muchos y de recogimiento espiritual para pocos.

Cómo evolucionó el Viernes Santo de mi niñez al Viernes Santo de hoy no lo sé, si sé que fue en forma paulatina. Cómo evolucionará para cuando mis nietos tengan mi edad, no lo sé, ni lo sabré.

Por lo pronto viviré los años que me queden siguiendo el nuevo mandamiento y tratando de ser útil para mi familia y sociedad.

 

Escrito por La Palabra